Con muchas dificultades, pero con todo su corazón y la firme decisión de construir una casa para Ejercicios Espirituales, el Padre Fermín no se detuvo y concretizó con ayuda principalmente de una amiga de la Compañía de Jesús, Doña Tula de Meléndez y su hijo Don Ricardo Meléndez la construcción de esta obra. La casa comenzó a funcionar en el año 1986.
(P. Fermín Saínz, febrero 1976).
El P. Fermín siempre pidió que sus sucesores respetaran que Centro Loyola “sea una casa para Ejercicios Espirituales Ignacianos” y así fue aprobado por el Padre General, Pedro Arrupe, S.J. en el año 1978.